Piedras, rocas sin rotular;
un bestiario mineral
en la puenta de mis dedos
cuando recuento los granos
de sal en los pliegues
de las rocas y la escondida
en tu sexo,
o es el plexo
que se fuerza por rozar
el costado del corazón
ya acorazado por la pena
de sumar a la columna de las pérdidas
el celaje de tu cuerpo.
No hay respuesta. Sólo
niebla que perdura
en la mañana, cuando el sol
tarda en asomar por sobre el río.
Horizonte, no hay.
Sólo incendios que abruman
la visión de las piedras,
de la sal diluida,
casi lágrimas.
14 marzo 2009
Gabriela De Cicco.
un bestiario mineral
en la puenta de mis dedos
cuando recuento los granos
de sal en los pliegues
de las rocas y la escondida
en tu sexo,
o es el plexo
que se fuerza por rozar
el costado del corazón
ya acorazado por la pena
de sumar a la columna de las pérdidas
el celaje de tu cuerpo.
No hay respuesta. Sólo
niebla que perdura
en la mañana, cuando el sol
tarda en asomar por sobre el río.
Horizonte, no hay.
Sólo incendios que abruman
la visión de las piedras,
de la sal diluida,
casi lágrimas.
14 marzo 2009
Gabriela De Cicco.
2 comentarios:
Increible...
Gracias Srta. Russ!
Publicar un comentario